El primero evidentemente es superficial pero que a veces marca una diferencia de entrada, es lo que proyectamos frente a nuestros alumnos y puede marcar una brecha entre ser creíbles o no, y como profesores de educaron física el cultivo de nuestro cuerpo es esencial en algunos casos. Este tema se presta para muchos debates, ya que por ser gordo (por ejemplo), no seré peor que aquel docente que físicamente se ve impecable, pero que no cuenta con las competencias necesarias para desarrollarse como un buen profesor. El equilibrio en este punto es clave, debemos tener presente que somos espejos para muchos alumnos y que tenemos que predicar con hechos.
En el segundo punto me voy a referir a las características que debemos de poseer como buenos pedagogos, y aquí el tema es intransigente, no permite errores ni ser permisivos con nuestro desarrollo como educadores.
Dentro de las características que debemos ampliar, es nuestra capacidad académica, didáctica, expresiva, demostrativa. Normalmente potenciamos unas más que otras y que es lo que nos caracteriza como profesores, pero siempre deberíamos trabajar en aquellas que tenemos más falencias, buscando mejorar y perfeccionar nuestras capacidades.
Desde el punto pedagógico y la formación que nos entrega la universidad, estas capacidades deberían ser a grandes rasgos nuestras características para desarrollarnos como buenos profesores, pero en la practica a veces dista de lo que realmente tenemos que hacer frente a los alumnos, un ejemplo claro es la experiencia que he tenido que enfrentar, ya que no basta preparar una clase paso a paso, sino que intervienen muchos factores que escapan de nuestras manos, puede ser el simple hecho de tener una planificación outdoor y encontrarse con que el clima no es el adecuado ó no contamos con el material de apoyo necesario ó un sin numero de variantes. Por lo tanto, siento que una de las mejores características es la experiencia, el abrirse a aprender de los alumnos, amar lo que hacemos e irradiar optimismo frente a ellos, siempre mostrar un profundo orgullo por lo que hacemos, además estar apoyando y estimulando tanto en los momentos de éxitos como en los fracasos.
A lo largo de estos diez trabajos me he dado cuenta que aun falta mucho por aprender y que mis capacidades están limitadas para enfrentarme al mundo laboral, pero el simple hecho de reconocer mi falencias, me abre los ojos y me permite darme cuenta que tengo que trabajar duro para llegar a ser el profesor que siempre quise tener y lograr ser un gran profesional.